7.26.2015

Dicen los patos.



DICEN LOS PATOS

Dicen los patos que los cisnes no existen. Dicen que es un mito, que sólo existen en los cuentos y en las películas. Cuentan las historias que son blancos, de cuello largo. Vuelan tan alto que tocan el sol, ¿Quién se atrevería a ir tan lejos? ¿Para qué?

Dicen los patos, que los cisnes viven al otro lado de la pradera, en un estanque lleno sapos, mal oliente. Quizá con agua servida. ¿Quién quisiera vivir así? Es lo que cuenta el pato sabio, dice que se lo contó el amo en persona.

A los patos les preocupa ser todos iguales. Todos amarillos, todos marchando juntos en filita india. Las madres le ponen nombre a sus patitos, porque son tan iguales que ellos mismos no sabrían quién es cada uno. Pero cuentan, por ahí, que los cisnes no tienen nombre.

Cada tanto, algún pato desaparece. Se va lejos, y nunca más vuelve. Está bien, es la decisión del amo. Seguro lleva los patos más gorditos a dormir a su casa. El mismo quien nos da de comer, no puede quitarnos la vida, ¿no?

Accidentalmente, nacen patos muy distintos. No les gusta caminar en línea, ni bañarse en barro por la mañana. Miran de modo altanero a los otros patos, estiran su cabeza y son más altos. Sus plumas pierden el amarillo y sus alas comienzan a crecer. No nos gustan esos patos. Nos saca de nuestra propia comodidad de pensar y crear todos los días iguales. Caminan torpemente. Y sus cuellos son tan largos que nos sentimos bajitos. No nos gusta sentirnos bajitos.

Les molestamos, les ignoramos, les picoteamos. Les decimos una y otra vez que no son patos, que no tienen las cualidades necesarias para serlo. ¿Quien quisiera estar con alguien así? Los patos feos, deben estar solos. Es por su bien. Después de un tiempo agachan su cabeza, les deja de crecer el cuello y las alas, y poco a poco van recobrando su lindo color amarillo. Es lindo verlos caminar con los otros patos, tropezándose con sus enormes patas. Caminan últimos en la fila, ese siempre será su lugar. Para que no se le olviden que no se puede ser más que los otros patos.

Los que no se curan... los que no vuelven a ser patos, seguimos hostigándolos, hasta que finalmente se van. Desaparecen por si solos. No nos importa a donde vayan. Ahora tenemos una hermosa fila de patos amarillos, todos igualitos. Que se bañan en barro por la mañana y esperan la comida del amo por la tarde.

No sabemos porque sucede esta mutación. Algunos creen que se han mezclado huevos de cisnes en los nidos y algunas mamas están criando patos feos. Otros sospechamos que los cisnes entran por la noche y fecundan a nuestras mujeres. Hemos hecho investigaciones, controles ovíparos, y no podemos encontrar la causa de esta enfermedad.

Lo que no saben los patos, es que los cisnes no entran por la noche...ni tampoco ponen huevos.



DICEN LOS CISNES

Cuentan los cisnes que hay un lago del otro lado de la pradera. Similar a este, pero lleno de patos. Es un lindo lago, lo recuerdan con cariño. Aunque hace mucho que no van allí. No hay razón para ir. Ver los patos, los ponen tristes. Prefieren nadar, jugar y volar tan alto para tratar de alcanzar el sol. Algún día ellos se convertirán en soles, todos los saben.

Hoy llegó un cisne nuevo. Llegó mojado y con frío, había cruzado toda la pradera solito. No entiende que es un cisne. Se queja de su largo cuello y por eso camina encorvado. Le dan vergüenza sus alas y por esos las esconde. Quizás nunca las haya separado de su cuerpo. No sabe que es hermoso. Aún no sabe lo alto que puede volar.

Siempre festejamos la llegada de un nuevo cisne. Cada cisne es un hermano perdido que por fin hemos encontrado. Le llevará un tiempo aprender a nadar, y quizá le lleve más tiempo aprender a volar. Pero acá estamos... para ayudarle. Nadie quiere cortarle las alas. Queremos que vuele con nosotros más cerca del sol.

Todos los cisnes son distintos y al mismo tiempo iguales. Al comienzo todos se creen patos, o mejor dicho, menos que patos. Eso les han hecho creer. No saben que esa es la razón de su despertar. Al igual que la flor que nace del barro, los cisnes nacen en las sombras, en la falta de luz. Y por eso buscaran el sol, toda su vida.

Como he dicho, los cisnes no ponen huevos. Los cisnes... se hacen.


Dedicado a Jenny.

J.-

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